Irun es una ciudad novelesca. Sus más de 2000 años de historia han dejado un legado arquitéctónico único.
Oiasso es el acontecimiento arqueológico más importante del panorama guipuzcoano del S.XX.
De la nada ha emergido una ciudad romana cuya superficie urbana se evalúa entre 15 y 20 hectáreas y cuyo crecimiento se produjo en torno a un magnífico puerto de gran actividad entre los años 70 y 200 de nuestra era y las explotaciones mineras de Aiako Harria.
Las intervenciones arqueológicas de los últimos tiempos han identificado restos de esta civilización, entre los que destacamos una necrópolis situada en el interior de la ermita Santa Elena y las termas o baños públicos situados en la parte trasera de la iglesia de Santa María del Juncal.
La Ermita de Santa Elena
El lugar donde se erige la ermita de Santa Elena, es donde se hallan los restos de un templo romano “in antis” del S.I, así como restos de una necrópolis indígena. Por otra parte, es la única iglesia del S.X hallada en Gipuzkoa.
La funcionalidad de la ermita actual es museística, siendo un segundo edificio del Museo Romano Oiasso.
Este edificio de planta rectangular, además del ya citado templo romano, alberga en su interior colecciones de objetos sobresalientes que hablan del nivel de vida alcanzado por sus ocupantes, muy en sintonía con los ambientes urbanos de las ciudades romanas del borde atlántico.
La Iglesia de Santa María del Juncal
Se trata de una pieza reseñable del Irun romano al hallarse en su trasera termas y baños públicos que acreditan la intensa actividad romana en Oiasso.
Se trata de un edificio de planta rectangular de salón en tres naves y ábside de testero plano construida entre los siglos XVI y XVI.
Edificio de estilo barroco construido en el S.XVIII que se levanta imponente en el centro de la ciudad, ante la plaza de San Juan Harria, protagonista de muchos de los acontecimientos más importantes habidos en el municipio irunés.
Este hecho ha forjado una estrecha relación con la ciudadanía que se ha mantenido hasta nuestros días, entre otras cosas, porque la Casa Consistorial alberga una parte de los servicios públicos, así como las dependencias de Alcaldía y Secretaría General.
En la plaza, encontramos la columna de San Juan Harria, que da nombre a la plaza. Erigida en 1564, simboliza la personalidad propia e independiente de Irun, si bien se cree que en su momento fue levantada para conmemorar el valor de los iruneses y defender el pueblo contra los invasores franceses, contra quienes los iruneses se han enfrentado en diversas ocasiones.
Fedatario de muchos de estos sucesos históricos es la Isla de los Faisanes, compartida temporalmente por Irun y Hendaya y en cuyo centro encontramos un monolito con una inscripción conmemorativa de dichos sucesos, además de otros actos como intercambio de rehenes, entrega de infantas casaderas, etc.
La actividad minera en Aiako Harria se remonta a la época romana, si bien la mayor actividad minera en estos montes se produjo a comienzos del S.XX.
De las galerías de Meazuri, Meagorri, Aitzondo y Basakaitz se extraía el carbonato de hierro y se transportaba hasta la batería de hornos de calcinación de Irugurutzeta, situada en el barrio de Meaka, a los pies del Parque Natural de Aiako Harria.
Los Hornos de Irugurutzeta han sido recientemente recuperados y adecuados para la visita cultural y turística, en los que se ubica un centro de interpretación donde se profundiza en el contenido temático de la minería en Irun. Llegarás a este idílico paraje con el Tren Verde
Una vez allí, accede a la galería minera donde se recrearán las labores de extracción del mineral. Finalmente, los más aventurados podrán extender la visita por el estrecho valle hasta acceder al coto minero de Aiztondo y el barranco de Meatxipieta, totalmente señalizados.