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App sobre Irun y su historia

Historia

La Casa Consistorial de Irun comenzó a construirse en 1756, reinando Fernando VI y se inauguró en 1763, cuando era rey Carlos III, cuyo perfil se representa en el medallón que existe sobre la puerta principal.
El arquitecto fue Felipe Crame, ingeniero comandante de la plaza de San Sebastián, y el presidente del Concejo Municipal por aquel entonces era Domingo de Olazábal y Ramerí, señor de Aranzate, quien sería el primer alcalde de la villa cuando el 27 de febrero de 1766 logró independizarse totalmente de Fuenterrabía.
A los iruneses les había costado nada menos que catorce años de pleitos con la vecina localidad de Hondarribia, el obtener permiso para levantar la edificación, ya que existía la prohibición de construir edificios de piedra.
La razón de esta prohibición estribaba en que, históricamente, Hondarribia, situada estratégicamente y fortificada, era una plaza mucho más importante que Irun; para favorecer el desarrollo de la primera, los Reyes Católicos dictaron una orden que impedía construir edificios de piedra en el municipio.
El edificio se construyó con cuatro clases de piedra: los bloques de sillería de la fachada y paredes principales se trajeron de la cantera de Eskela, en el Jaizkibel; en las paredes menos importantes, de mampostería, se utilizó piedra caliza de Irun; para las bóvedas de los soportales y la escalera principal (que no es la actual), se usó piedra toba, de poco peso, traída de Laurgain, en Aya; por último, el gran escudo de armas de la fachada se trabajó en piedra caliza especial de Olhette, cerca de Urruña.
El transporte de todas estas toneladas de material se realizó principalmente por vía fluvial, ya que los caminos eran escasos y de difícil mantenimiento. Hay que tener en cuenta que, en aquella época, dentro del mismo casco urbano de Irun, había varios puertos fluviales, donde se podía descargar todo lo que se transportaba en barcazas, gabarras o alas.
Durante muchos años, por delante de la plaza de San Juan discurrió el camino real, que seguía su curso por la rampa de la actual c/ Jesús, y era la vía principal de tránsito de viajeros, mercancías y diligencias, siendo la Casa Consistorial el centro neurálgico de Irun.
La quema de la ciudad al comienzo de la Guerra Civil española, en 1936, afectó especialmente a los edificios que, junto al Ayuntamiento, rodeaban la plaza, aunque dejó indemnes tanto la Casa Consistorial como la columna de San Juan Harria.
Con las posteriores tareas de reconstrucción de la ciudad, los edificios circundantes fueron derribados y el consistorio quedó, como puede verse hoy, aislado de otras construcciones.
Cuando se construyó, el tamaño del edificio no se correspondía con la población de Irun en la época: tan sólo 2.500 habitantes. Sin embargo, gracias a la visión de futuro de los iruneses de entonces que exigieron unas dimensiones tan generosas ha sido suficiente para albergar todas las dependencias municipales hasta que la población alcanzó un número superior a 50.000 habitantes.
Actualmente, cuando los ciudadanos de Irun son ya más de 58.000, ha sido necesario distribuir por varios edificios las distintas áreas de actividad municipal.